El título del libro «La piel del tambor» del escritor español Arturo Pérez-Reverte se refiere a una metáfora que simboliza el corazón o el alma de una persona. El tambor, como instrumento musical, representa la vida, la pasión y la fuerza, mientras que la piel del tambor, que es lo que se golpea para producir el sonido, representa la apariencia externa o superficial de una persona.