En la mitología griega, Atenea, conocida por ser la diosa de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa, no tuvo descendencia en el sentido tradicional. Atenea es una de las doce deidades olímpicas y se la representa a menudo como una figura virgen, «Pallas Atenea», y se le atribuyen cualidades como la castidad y la sabiduría nacida de ella misma. De hecho, en el ámbito mitológico, Atenea no tuvo una hija biológica.

Sin embargo, hay relatos que hablan de «hijos» intelectuales o seres nacidos de la mente de Atenea, fruto de su sabiduría y conocimiento. Un ejemplo de ello es Erecteón, considerado su hijo en un contexto mitológico más amplio y simbólico, relacionado con la creación del olivo y el establecimiento del Erecteion en la Acrópolis de Atenas.

Más allá de la falta de una hija biológica, la influencia de Atenea en la mitología se extendió a través de sus protegidos y las deidades y héroes a los que impartió su sabiduría y favor. Personajes como Odiseo en la «Odisea» de Homero se beneficiaron de su guía, simbolizando la transmisión de sus cualidades virtuosas a aquellos que consideraba dignos.

Conclusión

Por tanto, al responder a la pregunta sobre la descendencia de Atenea, es esencial comprender su naturaleza virginal y su papel en la mitología griega. Aunque no tiene una hija en el sentido literal, su legado y su influencia se perpetúan a través de los actos y enseñanzas que imparte a otros personajes dentro de los mitos griegos.