A través de estos versos, recordamos y honramos el amor eterno que sentimos por nuestra querida madre, que ahora brilla en el cielo.
La pérdida de una madre es un dolor profundo y un vacío que a menudo parece insuperable. Sin embargo, también es un recordatorio de la belleza de su vida y el amor eterno que compartimos con ella. A través de estos versos, expresamos el amor y el agradecimiento que sentimos por nuestra madre, quien ahora descansa en el cielo.
Verso 1:
En el cielo brillas, madre querida,
Tu amor y cariño, en mí permanecen.
Cada recuerdo, un tesoro valioso,
En mi corazón, eternamente protegido.
Verso 2:
Tus abrazos y besos, dulces y cálidos,
La luz de tu sonrisa, inolvidable y tierna.
Aunque estés lejos en el cielo azul,
Tu amor me guía como una estrella eterna.
Verso 3:
Madre, tu legado vive en cada latido,
En cada paso que doy, en cada suspiro.
A través de la brisa y la suave lluvia,
Siento tu presencia, sin fin y sin frío.
Verso 4:
El tiempo puede pasar, pero el amor persiste,
Aunque no estés aquí, en cada amanecer existe.
Hoy y siempre, te llevamos en nuestro ser,
Madre, en el cielo, nunca dejas de florecer.
Verso 5:
Descansas en paz, en un lugar de luz,
Donde los ángeles cantan y el dolor se reduce.
Nos encontraremos de nuevo algún día,
Hasta entonces, en nuestros corazones, tú guías.
Que estos versos reflejen el profundo amor y gratitud que sentimos por nuestra madre en el cielo. Aunque su presencia física se haya ido, su legado y amor perduran en nosotros. En cada recuerdo y en cada acto de amor, su espíritu vive y nos guía.



