Este refrán se basa en la imagen de la chicharra, un insecto conocido por su distintivo canto durante el verano. La metáfora aquí es que, al igual que la chicharra que «nace cantando» y sigue cantando a lo largo de su vida, las personas mantienen sus características y tendencias innatas a lo largo de su existencia.
La Personalidad y las Inclinaciones
Este refrán puede aplicarse a las personalidades y comportamientos humanos. Sugiere que las cualidades, los rasgos de personalidad o las inclinaciones que una persona manifiesta desde una edad temprana a menudo son duraderos y pueden definir en gran medida su carácter en el futuro.
La Importancia de la Autoconciencia
Una interpretación de este refrán es que nos recuerda la importancia de la autoconciencia y el entendimiento de nuestras inclinaciones naturales. Conocer nuestras fortalezas y debilidades desde una edad temprana puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas en la vida y aprovechar nuestras cualidades innatas de manera efectiva.
La Continuidad de la Identidad
Este refrán también destaca la idea de la continuidad de la identidad a lo largo del tiempo. A medida que las personas maduran y crecen, sus valores, creencias y comportamientos tienden a evolucionar, pero algunas características fundamentales pueden permanecer constantes.
